Crónicas de la Guerra en Azeroth
Yo soy Ser Anduin Lothar, hombre
de armas de la Hermandad de los Caballos, y guerrero al servicio del Rey.
Siento la necesidad de informarte acerca de los eventos que en este tiempo
determinan este conflicto. La historia de nuestra batalla contra los orcos
inicia cerca de cuarenta años en el pasado. Debo decirte que lo que vas a
escuchar al principio te parecerá incomprensible, por la incomprensión misma de
la naturaleza de nuestro enemigo. Como estudiante de la historia y de la
guerra, lo único que sé es que entender nuestro pasado es determinante para
tomar las decisiones de nuestro futuro.
559 Todo ha sido pacífico por
muchas generaciones, y el reinado de Wrynn III es fuerte y próspero. Las
constantes revueltas y luchas por el trono que han caracterizado a reyes
anteriores no tienen lugar en la corte de Wrynn. El niño mago Medivh ha nacido
de la unión del Conjurador de la Corte y una misteriosa viajera. Después de que
el niño nació, la mujer desapareció, y el bebé ha sido admitido en la corte
como hijo del reino.
564 El niño príncipe Llane ha
nacido del Rey Wrynn y Lady Varia. Él es el primero y único hijo de ambos, pero
su nacimiento permitirá la continuación de su línea real. Es un gran día para
el reino, que se ha celebrado con fiestas y torneos. El Rey Wrynn ha declarado
el día festivo para celebrase durante todo su reinado y para marcar la ocasión,
le ha dado a cada ciudadano de Azeroth oro sobre su salario.
571 La celebración de la Edad de
la Ascensión desde la niñez a la adultez es uno de los mayores acontecimientos
de padres e hijos. A Medivh le ha llegado al momento en que se le dé el título
de Aprendiz de Conjurador de la Corte. Al acercarse la celebración, el muchacho
ha presentado problemas para dormir porque oscuros sueños y figuras aparecen en
lo más profundo de sus sueños. Sudando frío, Medivh camina hacia la recámara de
su padre. En el momento en que el Conjurador toca su frente buscando la fiebre,
un ardiente fuego ha brotado de los ojos del niño. Este haz de luz ha sido
observado en la lejana Abadía de Northshire, y un centenar de clérigos ha
arribado al castillo. Solamente sus habilidades combinadas con los poderes del
Conjurador pudieron contener a Medivh. Como estos poderes son demasiado
elevados para él, el muchacho grita en un terrible dolor por las energías que
son canalizadas a través suyo. Las horas pasan, quizás incluso días, durante
los cuales han luchado para derrotar la furia. Entonces, tan simple como soplar
una vela, padre e hijo caen sobre el suelo. El Conjurador yace muerto, drenada
su vida, y Medivh ha caído en un profundo sueño – su corazón apenas late, y
solamente un leve suspiro escapa de sus labios. Luego de una larga discusión,
el Rey y el Abad de Northshire han decidido llevarlo a la Abadía, para
seguridad de niño y reino.
577 Llane ha llegado a su Edad de
la Ascensión, y el título completo de Príncipe de Azeroth ha sido investido en
él. En su ceremonia, decenas de miles de devotos le han deseado soporte y larga
vida. Durante la noche con su familia, y cerca del crono, un viento helado ha
comenzado a soplar en el aire. Una gentil brisa al principio, crece luego en
intensidad, hasta que las puertas del gran salón se han arrancado de sus bases.
Tan pronto ha cesado el viento, una figura ha entrado, semejante a un gran cuervo.
Las antorchas del gran salón se han reencendido con un halo azul y la figura de
Medivh ha sido revelada. Como el se ha colocado en frente de la mesa del Rey,
los guardas le han cerrado el paso. Un simple movimiento de su mano los ha
detenido, congelados en sus puestos. El hechicero, hecho ahora un hombre,
explica que sus años de sueño han finalizado. Los años de constantes oraciones
de los clérigos de la Abadía de Northshire le han permitido tener control de
sus poderes. Cuando su espíritu y su cuerpo estuvieron a tono, ha despertado, y
ha salido hacia la Fortaleza de Stormwind. Medivh explica que ha venido a
reparar el daño que le hizo a la corte y ha aprovechado la ocasión de la
ceremonia de Ascensión del Príncipe Llane. De una bolsa que cuelga de su cinturón,
ha sacado un cristal de obsidiana, con arenas blancas como la nieve. El joven
príncipe lo ha mirado de cerca, pero las arenas se encuentran en constante
flujo y nunca se acaban. Medivh clama que estas arenas representan al reino, y
tanto tiempo como las arenas nunca se acaben, el reino del Rey Wrynn nunca
caerá.
583 Seis años han pasado, y la
tierra lentamente se ha secado. Los cultivos han muerto en los ricos suelos del
reino. Los niños enferman y nunca se recuperan totalmente. Incluso los corazones
de las personas de Azeroth se han vuelto oscuros. El invierno ha sido
inexplicablemente más frío y más largo, y el sol del verano crea sequías en la
tierra y los días son más oscuros de lo usual. Ningún clérigo o mago ha podido
explicar cuál ha sido la causa de estos cambios. Más y más personas se sienten
descorazonadas, y donde antes había optimismo, ahora solo hay incertidumbre.
Durante una oscura mañana, el
Príncipe Llane acude al lado de su padre, cargando el cristal de las arenas.
Durante la noche, las arenas han corrido hacia abajo, y están casi vacías. El
Rey Wrynn toma el cristal entre sus manos. Tan pronto como las últimas arenas
caen sobre la base del cristal, un sonido estrepitoso rompe las puertas de la
ciudadela de Stormwind. Repentinamente, los salones se han llenado de criaturas
horribles. Groseramente deformadas, un cruel reflejo de la humanidad, se lanzan
sobre los guardias del Rey y los aniquilan. El rey Wrynn, Llane y lady Varia
son escoltados por unos caballeros hacia la Abadía de Northshire, prometiendo
que las agresivas bestias serán destruidas. Este día no ha llegado aún.
584 A la edad de veinte años,
Llane ha sido pronunciado rey de Azeroth. Su misión es clara – raer de la
tierra a estas criaturas. Los pocos que han sobrevivido a la batalla se
refieren a si mismos como orcos. Cuando son interrogados, prefieren la muerte a
dar información. Son crueles, sádicos y viles – no hacen distinción entre
soldado o niño, guerrero o mujer. Matan a cualquiera que encuentran sin derecho
a súplica. Los pocos humanos que no han muerto por la espada orca son tomados
como esclavos y llevados al este, donde los orcos han hecho sus campamentos.
Qué hacen con estas personas es aún desconocido, pero lo cierto es que ninguno
ha vuelto.
593 Cerca de diez años de
escaramuzas y luchas a lo largo de las fronteras ha tenido que resistir el
pueblo de Azeroth, pero las hordas orcas siempre han sido rechazadas hacia los
pantanos. El rey Llane ha descubierto que los orcos, además de increíblemente
fuertes y viciosos, no están bien entrenados en combate, y siempre atacan
desorganizados. Esta puede ser la llave para derrotarles, y es una debilidad
que piensa utilizar en el futuro. El misterio al que ningún clérigo o mago ha
podido encontrar respuesta es el origen de estas criaturas.
En el décimo año de su reinado,
el rey Llane recibe la visita de una viajera misteriosa. Ella ha venido a
advertir al Rey que la gran batalla contra su némesis esta cercana. También le
dice que la unión entre el Conjurador del Rey y ella tenía la intención de
crear un niño al cual ella pudiera transmitir sus conocimientos y poderes para
bien. Pero no contaba con que fuerzas de otros mundos tratarían de dominar al
niño. Ahora ha descubierto que los poderes que corren por sus venas han enloquecido
a su hijo. Estos poderes han aumentado tanto que ni ella misma ha podido derrotarlo.
La viajera también informa al Rey Llane que Medivh fue el responsable de la
llegada de los orcos a Azeroth. Cuando niño, durante la batalla con su padre,
había abierto un portal a un lugar al que los orcos, y muchas otras criaturas,
llamaban hogar. Los orcos son discípulos del caos, y ni siquiera Medivh tiene
control sobre ellos. Asimismo, la viajera advierte al rey que con el tiempo,
Azeroth se verá obligado a luchar contra él y si no logran derrotarlo,
ciertamente el mundo sufrirá.
Rumores de guerra llegan desde
los pantanos. Los ataques sobre nuestros asentamientos, al principio pobremente
ejecutados, ahora se han vuelto más organizados. El rey se ha visto en la necesidad
de enviar soldados y arqueros a proteger los asentamientos de la Frontera.
Rumores del advenimiento de un gran Señor de la Guerra Orco se han expandido
por la tierra. Este se ha mostrado como un gran líder y ha unido a los orcos
bajo un solo estandarte. Los espías y scouts del rey Llane lo han descrito como
astuto y sanguinario. Esta temible criatura tiene por nombre Blackhand el
Destructor y su control sobre la Horda orca se ha convertido en una maldición
para Azeroth. El rey ha ordenado enlistar nuevos reclutas y entrenarlos en los
rudimentos del combate, porque ha llegado el tiempo en que el pueblo de Azeroth
deba prepararse para la guerra.
Una Breve Historia Sobre la Caida de Azeroth
Mi nombre es Magna Aegwynn y por
cerca de mil años he resguardado los reinos de este mundo y me he encargado de
salvaguardar los pueblos de esta tierra contra los etéreos poderes de la Gran
Oscuridad del Más Allá. He visto poderosos reinos levantarse y caer. He
conocido las conspiraciones de la alta nobleza y los plebeyos para definir el
destino de la humanidad.
Es solo recientemente que he
tenido, con gran dolor, que involucrarme directamente en los asuntos de los
hombres. Por incontables edades he tenido el cargo de mi Orden para servir y
proteger a los hombres mortales de los misterios de la Gran Oscuridad, y de las
palpables y reales maldades de los reinos del más allá. Para luchar contra las
fuerzas de la Dimensión de la Nada he recibido considerables poderes y
longevidad que rivalizan incluso con los de los ancestrales Elfos. Por estos
poderes también recibí un severo mandato – El Guardián no debe interferir con
las trivialidades de los hombres hasta que llegue el tiempo en que se escoja a
su sucesor y el manto de los guardianes pase a otro.
Mas yo, Aegwyn, última Guardiana
de la Orden de Tirisfal, he juzgado que mi tiempo ha llegado. Cuarenta y dos
inviernos han pasado desde que por primera vez en el Reino de Azeroth fui en busca
del Conjurador Nielas Aran. Nielas era excepcionalmente talentoso en los
simples conjuros mágicos de los hombres, y creí que él podría ser el perfecto
padre mortal para mi hijo… y lo es…
He tenido un niño y le he llamado
Medivh – o “Guardián de los Secretos” en la Antigua lengua de los Elfos – en el
otoño del año 559. Le he transferido mis conocimientos y mis poderes, que dormirán
en él hasta manifestarse cuando llegue a su madurez física. Creyendo que mi
trabajo en este mundo estaba hecho y viendo que mi hijo es amado por el pueblo
de Nielas, he viajado a través de los campos del tiempo, preparándome para el
paso.
Mi ojo vigilante a la distancia
ha visto que mi hijo ha avanzado mucho para su joven vida. Me he asegurado que
el profundo altruismo de Tirisfal le guié en sus estudios y pruebe su corazón y
su mente para hacer de la Guardianía, su destino.
En la época en que cumplió su
cumpleaños número veinte, el poder escondido dentro de mi hijo despertó.
Incapaz de lidiar con las furiosas energías cósmicas que han surgido dentro de
él, Medivh ha sufrido un masivo trauma psicológico. Ha sido pacificado por los
buenos clérigos de Northshire. Lo han llevado a la sagrada Abadía y por seis
años han atendido su comatoso cuerpo.
Eventualmente, Medivh despertó de
su profundo sueño en completo control de sus facultades y poderes. Sin embargo,
debajo de su confidente y casi arrogante figura, he conocido que mi hijo se ha
vuelto malevolente y corrupto. La visión y el poder que a su nacimiento ha
heredado han sido pervertidos por las distantes fuerzas de la Dimensión de la
Nada, alterando la parte humana de su alma y marcándolo con su toque maligno
para siempre.
No fue solamente hasta que la
primera ola de estas fieras criaturas conocidas como los Orcos ha venido desde
la oscuridad que me he dado cuenta de lo increíblemente peligroso que mi hijo
puede ser….
El Portal Oscuro y la Caída de Stormwind
Mientras Kil’jaeden preparaba a
la Horda para la invasión de Azeroth, Medivh seguía la pelea por su alma contra
Sargeras. El rey Llane, el noble monarca de Stormwind, se percató de la
oscuridad qué parecía manchar el alma de su amigo, El rey Llane compartió sus
inquietudes con Anduin Lothar, el último descendiente del linaje de los Arathi,
a quien había nombrado teniente a las armas. De todas maneras, ninguno pudo
imaginar los horrores que el lento descenso a la locura de Medivh traería.
Como incentivo final, Sargeras
prometió concederle gran poder sobre Gul’dan si accedia a dirigir la Horda
sobre Azeroth. A través de Medivh, Sargeras le dijo al brujo que se volvería un
dios viviente si encontraba la tumba submarina donde la guardian Aegwynn había
puesto el lisiado cuerpo de Sargeras hace cerca de mil años antes. Gul’dan
aceptó y decidió que una vez que los moradores de Azeroth fueran derrotados, el
encontraría la legendaria tumba y reclamaría su recompensa. Seguro de que la
Horda serviría a sus porpósitos, Sargeras ordenó el inicio de la invasión.
A través de un esfuerzo conjunto,
Medivh y los brujos del concilio de las sombras, abrieron la entrada
dimensional conocida como el Portal Oscuro. Este Portal tendió un puente entre
Azeroth y Draenor, y era lo suficientemente grande para que los ejércitos
puedan pasar a través de el. Gul’dan despacho a los exploradores orcos a través
del portal para examinar las tierras que quería conquistar. El retorno de los
exploradores aseguró al concilio de las sombras que el mundo de Azeroth estaba
listo para conquistarlo.
Todavía convencido que la
corrupción de Gul’dan destruiría a su gente, Durotan hablo en contra de los
brujos una vez mas. El bravo guerrero demando que los brujos estaban destruyendo
la pureza del espíritu orco y que su imprudente invasión los traería a su
ruina. Gul’dan incapaz de arriesgarse a matar a tal héroe popular, fue forzado
a exiliar a Durotan y su clan Frostwolf a las lejanas fronteras de este nuevo
mundo.
Después de que los exiliados
Frostwolfs marcharon a través del portal, solo unos pocos clanes orcos los
siguieron. Esos orcos rápidamente establecieron una base de operaciones dentro
de Black Morass, una oscura y pantanosa área lejana al este del reino de
Stormwind. A medida que los orcos empezaban a ramificarse y exporar las nuevas
tierras, ellos entraron en inmediato conflicto con los defensores humanos de
Stormwind. Aunque estas escaramuzas usualmente terminaban rápidamente,
ilustraron mucho las fuerzas y debilidades de ambas especies rivales. Llane y
Lothar nunca fueron capaces de extraer información acertada del numero de los
orcos y solo pudieron conjeturar a cuan gran fuerza ellos tenían que
enfrentarse. Después de unos años la mayoría de la horda orca había cruzado en
Azeroth, y Gul’dan juzgaba que el momento para el primer golpe contra la
humanidad había llegado. La Horda despliega todo su poder contra el reino confiado
de Stormwind.
A medida que las fuerzas de
Azeroth y la Horda chocaban a a través del reino, conflictos internos empezaban
a cobrar su precio en ambos ejércitos. El Rey Llane, quien creía que los
bestiales orcos eran incapaces de conquistar Azeroth, despectivamente mantuvo
su posición en su capital de Stormwind. Sin embargo, Sir Lothar estaba convencido
que la batalla seria llevada directo al enemigo y estuvo obligado a elegir a
elegir entre sus convicciones y su lealtad al rey.
Eligiendo seguir sus instintos,
Lothar atacó la torre-fortaleza de Karazhan de Medivh con la ayuda del joven
aprendiz del hechicero, Khadgar. Khadgar y Lothar tuvieron éxito en vencer al
poseído guardian, quien fue confinado por ser la fuente del conflicto. Al matar
el cuerpo de Medivh, Lothar y el joven aprendiz inadvertidamente desterraron el
espíritu de Sargeras al abismo. Como consecuencia, el puro y virtuoso espíritu
de Medivh fue también capaz de seguir viviendo y vagar el por el plano astral
por los muchos años venideros.
Aunque Medivh había sido
derrotado, la Horda continuaba dominando a los defensores de Stormwind. A
medida que la victoria de la Horda se mostraba mas cercana, Orgrim Doomhammer,
uno de los mas grandes líderes orcos, comenzaba a ver la depravación y
corrupción que habían extendido a través de los clanes desde sus tiempos en
Draenor. Su viejo camarada, Durotan, volvió del Exilio y le advirtió otra vez
de la traición de Gul’dan. En veloz respuesta, un asesino de Gul’dan asesino a
Durotan y a su familia, dejando solo su hijo infante vivo. Desconocido para
Doomhammer fue el hecho que el hijo de Durotan fue encontrado por el oficial
humano, Aedelas Blackmore, quien lo tomo como esclavo. Este niño orco un día se
levantaría y se volvería el mas grande líder que su gente conocería.
Sensibilizado por la muerte de
Durotan, Orgrim dejo libre a la Horda de la demoníaca corrupción y en última
instancia asumió el rol de jefe de guerra de la Horda matando a la corrupta
marioneta de Gul’dan, Blackhand. Bajo su decisivo liderazgo la implacable horda
finalmente puso fin al frente de Stormwind.
El rey Llane subestimó severamente
el poder de la horda, y observo desesperadamente como caía su reino bajo los
invasores de piel verde. Finalmente el rey Llane fue asesinado por uno de los mejores
asesinos del concilio de las sombras: la medio-orca, Garona.
Lothar y sus guerreros, volviendo
a casa desde Karazhan, esperaban prevenir la perdida de vidas y salvar su una
vez glorioso hogar. En cambio volvieron demasiado tarde y encontraron su amado
reino en ruinas humeantes. La horda orca continuó devastando el campo y demando
las tierras circundantes como propias. Forzado a esconderse, Lothar y sus
compañeros juraron severamente reclamar su patria cueste lo que cueste.
Alianza de Lordaeron
La Alianza de Lordaeron fue la
unión de varias razas con el objetivo primordial de detener y expulsar a la
Horda. Esta alianza la conformaban los humanos de Lordaeron, los humanos
exiliados de Stormwind, los enanos de Ironforge, los altos elfos de Quel'thalas
y más tarde los elfos sanguinarios. Tras su éxito en contra de los orcos en la
Segunda Guerra, los reinos de Lordaeron y Quel'thalas fueron arrasados por el
Azote y la Legión de Fuego, desapareciéndo así, la Gran Alianza de Lordaeron.
“Mareas de oscuridad braman sobre
el reino de Lordaeron, querido amigo. La sombra vil, cual nube enfermiza de
pestilencia, ha corrompido los campos de Stormwind, voraz y violenta, arrasará
a su paso toda noble visión de vida y de esperanza, sin temer a la espada ni a
la Luz. Es hora de que seamos lo que siempre fuimos: Una sola nación. Rápido,
porque ya vienen”. Sir Lothar, de la Hermandad de los Caballos, a Lord Uther,
de la Orden de la Mano de Plata. Archivos del Kirin Tor.
Tras la llegada a las costas de
Lordaeron de miles de refugiados de Azeroth, el rey Terenas de Lordaeron
convocó una reunion con los regentes de todos los reinos humanos. Con los
terribles relatos de destrucción y matanzas provocadas por la invasión orca de
Azeroth, Lord Anduin Lothar convenció al soberano de Lordaeron para que unieran
sus fuerzas frente a semejante amenaza. Después de mucho debatir y sopesar, los
lores accedieron a la propuesta de Lothar y Terenas, y acordaron unir sus
ejércitos bajo el mando general del propio Lothar. Como las orillas de Lordaeron
ya habían sido saqueadas por pequeñas bandas de ladrones orcos, Lothar encontró
un fuerte aliado en su amigo de toda la vida, el almirante Daelin Proudmoore
del reino costero de Kul Tiras. Thoras Trollbane, Señor de Stromgarde, también
ofreció rápidamente su apoyo a la Alianza recién forjada, saboreando la
proximidad de gloriosas batallas. Pero estos guerreros no eran los únicos que
se preparaban para la guerra...
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Bandera de Lordaeron |
Así, Lothar no está solo. A su
lado combaten Uther Lightbringer, Capitán de los Paladines de La Mano de Plata
de Lordaeron; Daelin Proudmoore, Almirante de la Armada de Kul Tiras; Thoras
Trollbane, Señor de Stromgarde; Genn Greymane, Señor de Gilneas; los poderosos
magos de la Ciudadela Violeta de Dalaran, enviados por el Kirin Tor, y
Turalyon, uno de los más experimentados de sus lugartenientes. Pero Lothar ha
sido también hábil para ganarse otros poderosos aliados. Por los antiguos
pasadizos subterráneos de Khaz Modan, llegaron los estoicos enanos de Ironforge,
al mando de Muradin Bronzebeard, hermano del rey Magni, anunciando que los
orcos ya habían empezado a asaltar su reino en las montañas. Los enanos
ofrecieron su apoyo, armas e ingeniosas tecnologías. Los humanos, por su parte,
les aseguraron que los orcos serían expulsados a toda costa. De Aerie Peak han
descendido los Wildhammers, montando sus impresionantes grifos. De la
tecno-ciudad de Gnomeregan, los astutos gnomos, han enviado a sus hábiles pilotos
e ingenieros en socorro de la Alianza, junto con sus poderosos tanques de vapor
y autogiros. Los solitarios elfos de Silvermoon, al mando de la Ranger Alleria
Windrunner, se aventuraron a salir desde los tupidos bosques de Quel’thalas
para ofrecer sus servicios. Sus magias, muy relacionadas con las fuerzas
terrenales, mostraban que los orcos habían profanado las tierras de Lordaeron
como parte de sus siniestros planes. Anasterian Sunstrider, regidor de
Quel´thalas, ha enviado a sus arqueros, sacerdotes y hechiceras. Estos,
largamente desinteresados en el conflicto por venir, tienen una deuda de honor
con Lothar porque es el único descendiente de los Arathi, que les habían
ayudado en épocas pasadas. Se echó tierra a los prejuicios malignos que habían
existido desde antaño entre las tres razas y se creó un vínculo entre estos antiguos
vecinos, vínculo conocido como “LA GRAN ALIANZA DE LORDAERON”.

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Rey Terenas |
Sin embargo, durante los días
finales de la Segunda Guerra, cuando la victoria de la Horda sobre la Alianza
parecía segura, una terrible disputa surgió entre los dos orcos más poderosos
sobre Azeroth. En el momento de la muerte de Medivh, Gul´dan se encontraba
conectado psíquicamente con el corrupto Guardián, por lo que había caído en un
estado de shock que le permitió a Doomhammer tomar el control de la Horda. Al
despertar, se encontró con que el líder orco se había hecho con la Horda, y
había matado a Blackhand y a todos los miembros del Concejo de la Sombra.
Rencoroso, Gul´dan no guardaba ninguna lealtad hacia Orgrim, pero lo apoyó
mientras llegaba el momento adecuado. Inclusive, para ganarse la simpatía del
nuevo Señor de la Guerra, capturó los cuerpos de varios caballeros de la
Alianza caídos en la batalla, e invocando a los miembros asesinados del
Concejo, logró que sus espíritus revivieran en los cuerpos de los caballeros, a
quienes llamó Caballeros de la Muerte. Orgrim estaba complacido con los
Caballeros de la Muerte, pues eran poderosos aliados en la batalla, pero no
sabía que éstos eran fieles únicamente a Gul´dan. Mientras Doomhammer prepara
su asalto final sobre la Ciudad Capital de Lordaeron – un asalto que hubiera
resquebrajado los últimos remanentes de la Alianza – Gul´dan y sus seguidores,
los clanes Stormreaver y Twilight Hammer (con su líder el ogro Cho’gall a la
cabeza), abandonaron sus puestos y se hicieron a la mar. El irritado jefe
Doomhammer, viendo reducidas sus fuerzas debido a los engaños de Gul´dan, ha
tenido que abandonar su más grande oportunidad de victoria sobre la Alianza.
Mirando el costo de la traición
de Gul´dan, Doomhammer envía sus fuerzas para asesinarlo y hacer volver a los
renegados. Para su desgracia, Gul´dan ha desaparecido. Con su líder perdido,
los clanes renegados cayeron fácilmente ante las legiones de Doomhammer. Con la
rebelión acabada, la Horda ha sido incapaz de recuperarse de sus pérdidas. La
traición de Gul´dan no solo le ha dado esperanza a la Alianza, sino también
tiempo para reagruparse y contraatacar. Lord Lothar se ha dado cuenta de que la
Horda se ha fracturado, ha reunido sus fuerzas y ha empujado, en un choque
frontal directo, a Doomhammer hacia el sur, obligándolo a replegarse hacia el
corazón de la destruida Stormwind. Allí, las fuerzas de la Alianza han
arrinconado a la Horda en retirada en el fuerte volcánico de Blackrock Spire,
donde el clan del Señor de la Guerra tiene su base. En el fragor de la batalla,
los dos bravos líderes se han encontrado. No se ha visto hasta ahora combate
más espectacular: el legendario martillo de la tormenta chocando contra el
escudo dorado del leon de Azeroth, incluso algunos soldados se detuvieron para
observar ese magnifico duelo. Al final Lord Lothar ha caído mortalmente herido:
Doomhammer logra derrotarlo, aunque el Señor de la Guerra tampoco ha salido
ileso. Sin embargo, lejos de desalentarse, la muerte de Lothar no produce el
efecto que Orgrim hubiera deseado. Perdido su líder, el lugarteniente Turalyon
levanta el escudo de su comandante y dirige un furibundo ataque suicida a la
base, y a la undécima hora, la Horda ha retrocedido hasta el abismal Pantano de
los Susurros, a los pies mismos del Portal Oscuro. Finalmente, Uther y los
Paladines realizan un ataque temerario a la fortaleza del Clan Burning Blade,
logrando abrir una brecha hacia el Portal. Las fuerzas de Turalyon y Uther
combinadas avanzan y destruyen el Portal Oscuro, la mística puerta que conecta
a los orcos con su hogar en Draenor. Únicamente Kilrogg Ojo Tuerto ha logrado
escapar hacia Draenor. Sin capacidad para recibir refuerzos y divididos durante
la batalla, la Horda finalmente ha caído ante el poder de la Alianza.
Los escasos clanes orcos que han
sobrevivido han sido capturados y colocados en campos de internamiento. Aunque
la Horda ha sido finalmente derrotada para bien, algunos aún están altamente
escépticos de que por fin haya paz. Khadgar, ahora un archimago de algún
renombre, ha convencido a la Alianza de construir el fuerte de Nethergarde para
vigilar las ruinas del Portal Oscuro y asegurarse de que no haya futuras
invasiones desde Draenor.
Lideres
Terenas Menethil II - Rey de Lordaeron.
Anduin Lothar - Comandante
Supremo del reino de Stormwind
General Turalyon - Caballero de
la Mano de Plata, sucesor de Lothar como comandante supremo de la Alianza.
Archimago Antonidas - Líder del
Kirin Tor, gobernante de Dalaran.
Almirante Daelin Proudmoore - Rey
de Kul'Tiras
Lord Genn Greymane - Rey de
Gilneas.
Lord Aiden Perenolde - Rey de
Alterac.
Lord Thoras Trollbane - Rey de
Stromgarde.
Anasterian Sunstrider - Rey de
Quel'Thalas.
Magni Bronzebeard - Señor de Khaz
Modan, representado por sus hermanos Muradin y Brann
Kurdran Wildhammer - Jefe de los
enanos WIldhammer en Hinterlands
Alonsus Faol - Líder de la
Iglesia de la Luz.
Daval Prestor - Se unió a la
Alianza hacia la mitad de la guerra, asegurando ser el líder de un pequeño
reino en el norte de Lordaeron y también de Alterac.
La Invasión de Draenor
Con los fuegos de la Segunda
Guerra apagándose, la Alianza lleva a cabo reducidas misiones para acabar con
los últimos vestigios de la Horda orca. Un gran número de campos de
internamiento han sido construidos en el sur de Lordaeron, al este de Aerie
Peak. La vieja fortaleza de Durnholde, elevada sobre una colina que observa
todo el valle, fue elegida como guardiana de los campos de internamiento orcos.
Lord Aedelas Blackmoore, uno de los generales más destacados durante la Segunda
Guerra, ha sido designado patrón de Durnholde. A su vez, Danath Trollbane, un
mercenario de la ciudad de Stormgarde que ha sido reconocido como héroe luego
de asumir el mando de las fuerzas de su ciudad durante el asedio de la Horda,
es designado como guardián de uno de los campos de internamiento donde los más
fieros guerreros orcos fueron colocados. El mismo Señor de la Guerra, Orgrim
Doomhammer, ha sido puesto preso y se ha constituido en un esclavo personal de
mismo rey Terenas. Solamente un clan, los Bleeding Hollow de Kilrogg Ojo
Tuerto, ha logrado escapar del control de la Alianza y se refugia en las
montañas Redrigde.
En el infernal mundo de Draenor,
un nuevo ejército orco se prepara para golpear a la inadvertida Alianza.
Ner´zhul, el antiguo mentor de Gul´dan, ha reunido los clanes sobrevivientes
bajo su negro estandarte. Aliado con el clan Diente Negro de Rend y Maim (hijos
de Blackhand el Destructor) y apoyado por su propio clan Shadowmoon, el viejo
chamán planea abrir un número de portales sobre Draenor que conduzca a la Horda
a nuevos e inexplorados mundos. Luego de abrir nuevamente el Portal Oscuro,
Kilrogg y los Bleeding Hollow fueron aclamados como héroes. Algunos clanes, sin
embargo, no confiaban del todo en los planes de Ner’zhul. Fenris el Cazador,
capitán del ejército de Sythegore y jefe del clan Thunderlord, sugirió al viejo
chamán continuar con la conquista iniciada por Doomhammer en Azeroth, pero
Ner’zhul no compartía su visión. Secretamente, Fenris y todo el clan
Thunderlord fueron destruidos por los Shadowmoon, el clan de Ner’zhul.
Conociendo que la Calavera de
Gul’dan, su antiguo discípulo, había sido capturada por Tagar Spinebreaker del
clan de orcos caníbales Bonechewers, Ner’zhul destruyó al clan y usurpó la
Calavera. A su vez, pretendía robar más artefactos de Azeroth y usarlos para
abrir los portales. La nueva Horda, liderada por el joven Grom Hellscream (del
clan Warsong) y el veterano Kilrogg Ojo Tuerto, sorprendió las defensas de la
Alianza e ingresó al país. Bajo los quirúrgicos mandatos de Ner´zhul, los orcos
rápidamente obtuvieron los artefactos que necesitaban y volvieron a la
seguridad de Draenor. Luego de robar el Bastón Enjoyado de Sargeras, la Horda
batalló contra Alterac por el Libro de Medivh, y robó el Ojo de Dalaran de la
reconstruida Isla de la Cruz.
Advertidos por el ataque
repentino de los orcos, los magos del Kirin Tor convencen al rey Terenas de
realizar una expedición hacia Draenor, más allá del Portal Oscuro, y acabar con
la amenaza orca de una vez por todas. Las fuerzas de la Alianza, al mando del
General Turalyon y del archimago Khadgar, salen de la fortaleza Nethergate, y
marchan sobre Draenor e inmediatamente, en las terribles praderas de la
Península del Infierno, entraron en combate con los clanes de Ner´zhul, los
Warsong, los Bleeding Hollow y los Shatterend Hand, éste último al mando del
jefe Bladefist. Dándose cuenta del catastrófico resultado que tendrá el hechizo
del brujo orco, Khadgar en persona, junto a Turalyon, la Ranger elfa Alleria
Windrunner, el veterano Danath Trollbane y el enano Kurdran Wildhammer (montado
en la valiente grifo Sky’ree), hacen un desesperado intento por detenerlo. A
pesar de esto, Khadgar no fue capaz de prevenir que el chamán abriera los portales
a otros mundos. Sin embargo, un terrible precio se tuvo que pagar por ello. Las
tremendas energías de los portales provocaron que Draenor empezara a consumirse
en una terrible espiral de destrucción. Mientras las fuerzas de Turalyon
trataban desesperadamente de volver a Azeroth, el mundo de Draenor se comprimía
sobre sí mismo. Grom Hellscream y Kilrogg Ojo Tuerto, viendo que la locura de
Ner´zhul había traído la perdición a toda su raza, reunieron a los orcos
remanentes y lograron escapar hacia la relativa seguridad de Azeroth.
En Draenor, Turalyon y Khadgar
decidieron hacer un último sacrificio destruyendo el Portal Oscuro desde su
lado. Aunque esto les costaría sus vidas y las de sus compañeros, sabían que
era la única forma de asegurarse la supervivencia de Azeroth. Gracias a la
ayuda del ogro Mogor, jefe del Clan de la Calavera, logran recuperar el Libro
de Medivh y pasarlo al otro lado con unos pocos sobrevivientes. Inmediatamente
que Hellscream y Ojo Tuerto luchaban su camino entre las filas humanas en un
desesperado esfuerzo por la libertad, el Portal Oscuro explotaba detrás de
ellos. No había regreso.
Ner´zhul y su leal clan
Shadowmoon lograron pasar a través de uno de los portales más grandes. Rend y
Maim y el Clan Diente Negro no pudieron escapar y quedaron atrapados en la
caótica dimensión. Luego una masiva explosión separó los continentes de
Draenor. Los océanos ardientes se abalanzaron sobre la tierra y el torturado
mundo fue finalmente consumido en una masiva y apocalíptica implosión.
El Nacimiento del Rey Lich
Ner'zhul y sus seguidores
entraron en el Torbellino del Vacío, el plano etéreo que conecta todos los
mundos que forman la Gran Oscuridad del Más Allá. Desafortunadamente,
Kil'jaeden y sus demonios los esperaban. Kil´jaeden, quien deseaba vengarse por
el estúpido desprecio de Ner'zhul, lentamente desmembró al viejo chamán, parte
por parte. Kil´jaeden cuidó de que el espíritu del chamán continuara vivo e
intacto, por lo que Ner´zhul fue consciente del terrible desmembramiento de su
cuérpo, sintiendo el dolor. Ner´zhul suplicó al demonio que dejara en paz su
espíritu y le diera muerte, pero el demonio le replicó que el Pacto de Sangre
que habían hecho hace mucho tiempo continuaba vigente y que todavía Ner'zhul
tenía un propósito para el cual servir.
El fracaso de los orcos en
conquistar el mundo para la Legión Ardiente había forzado a Kil'jaeden a crear
un nuevo ejército que llevara el caos a los reinos de Azeroth. Este nuevo
ejército no debería caer en las mismas pequeñas rivalidades y luchas internas
que plagaron a la Horda. Debería ser despiadado y pensar solo en su misión.
Esta vez, Kil'jaeden no admitiría errores.
Manteniendo en espíritu de
Ner´zhul en éxtasis, Kil'jaeden le dio una última oportunidad de servir a la
Legión o sufrir eterno tormento. Una vez más, Ner'zhul aceptó pactar con el
demonio. Su espíritu fue colocado en un bloque de hielo y diamante
especialmente diseñado de los lugares más lejanos del Torbellino del Vacío.
Atrapado en este casco congelado, Ner´zhul sintió que su conciencia se expandía
diez veces más. Transformado por los caóticos poderes del demonio, Ner´zhul se
había vuelto una entidad espectral de inmenso poder. En ese momento, el orco
conocido como Ner'zhul dejó de existir para siempre, y el Rey Lich había
nacido. Los leales caballeros de la muerte de Ner'zhul y los chamanes del clan
Shadowmoon también fueron transformados por las caóticas energías del demonio.
Los perversos hechiceros fueron descuartizados y rearmados como liches
esqueléticos. Los demonios se aseguraron que aún en la muerte, los seguidores
de Ner´zhul le servirían incuestionablemente.
Cuando el tiempo fue el correcto,
Kil'jaeden explicó la misión para la cual el Rey Lich había sido creado.
Ner'zhul libraría una plaga de muerte y terror a lo largo de Azeroth que
arrasaría la civilización humana para siempre. Todos aquellos que murieran por
la plaga se levantarían de nuevo como muertos vivientes, y sus espíritus
quedarían eternamente unidos a Ner'zhul. Kil´jaeden prometió a Ner´zhul que una
vez que cumpliera su oscura misión de azotar la humanidad, le dejaría libre de
su maldición y le daría un nuevo y sano cuerpo en el cual habitar.
Aunque Ner'zhul parecía ansioso
de iniciar su parte, Kil´jaeden permanecía escéptico de sus débiles lealtades.
La ausencia de cuerpo del Rey Lich y su prisión de hielo aseguraban su buena conducta
por corto tiempo, pero el demonio sabía que debería colocar un ojo vigilante
sobre él. Para este fin, Kil´jaeden asignó a su élite demoníaca, los vampíricos
Señores del Terror, de vigilar a Ner'zhul y asegurarse de que cumpliera su
cometido. Tichondrius, el más poderoso y astuto de los Señores del Terror,
aceptó el reto; se encontraba fascinado por la severidad de la plaga y la potencial
habilidad del Rey Lich para el genocidio
Icecrown y el Trono Helado
Kil'jaeden envío el casco de
hielo con Ner'zhul de vuelta al mundo de Azeroth. El endurecido cristal cruzó
el negro cielo y se estrelló en el desolado continente de Northrend, clavándose
profundamente en el glaciar de Icecrown. El cristal congelado, moldeado y
resquebrajado por el violento descenso, tomó la forma de un trono, y el
vengativo espíritu de Ner'zhul pronto tomó conciencia de ello.
Desde los confines del Trono de
Hielo, Ner'zhul comenzó a explorar con su vasta conciencia y tocó las mentes de
los habitantes nativos de Northrend. Con poco esfuerzo, esclavizó las mentes de
las muchas criaturas indígenas, incluyendo los trolls de hielo y los fieros
wéndigos, y dirigió a sus malvados hermanos hacia la Sombra. Usando sus poderes
casi ilimitados, creó un pequeño ejército que se albergó en los laberintos de
Icecrown. Conforme del Rey Lich manejaba sus crecientes habilidades bajo la
persistente vigilancia de los Señores del Terror, descubrió un remoto
asentamiento humano en la costa de las vastas Ruinas del Dragón. Ner´zhul
decidió probar sus poderes en los desprevenidos humanos.
Ner'zhul lanzó su plaga – la cual
se había originado desde las profundidades del Trono de Hielo, en los
desperdicios árticos. Controlando la plaga con su voluntad, atacó la villa humana.
Al cabo de tres días, todos en el asentamiento habían muerto, pero casi
inmediatamente, los habitantes muertos empezaron a levantarse como cuerpos
zombificados. Ner'zhul podía sentir sus espíritus individuales como si fueran
parte de él mismo. La inmensa cacofonía en su mente causó que Ner'zhul se
hiciera más poderoso, sus espíritus le proveyeron de mucho más sustento.
Descubrió que era juego de niños controlar a las acciones de los zombis y
hacerlos cumplir sus deseos.
Durante los siguiente meses,
Ner'zhul continuo experimentando con su plaga de muertes vivientes subyugando a
cada humano habitante de Northrend. Con su ejército de muertos vivientes creciendo
diariamente, supo que su verdadera prueba estaba cerca
La Guerra de la Araña
Ruinas de Azjol-Nerub

Los señores araña Nerubian,
descendientes de los insectoides Azj’Aqir, comandaban inmensas fuerzas y sus
vastas redes subterráneas estrechaban casi la mitad de la ciudadela de
Northrend. Sus tácticas de guerra sobre las fortalezas del Rey Lich iban
esperanzadas en derrotarlo con el tiempo. La Guerra de la Araña se ganó por
desgaste. Con la ayuda de los siniestros Señores del Terror y los innumerables
guerreros de muertos vivientes, el Rey Lich invadió Azjol-Nerub y destruyó los
templos subterráneos, que cayeron sobre las cabezas de los señores Nerubian.
Aprovechando la existencia
cercana del cementerio de los Dragones Azules, el Dragonblight, Ner’zhul utilizó
sus poderes de nigromancia para animar los esqueletos de los Dragones, a los
que llamó Frost Wyrms, sus mascotas favoritas, y los lanzó en un inmenso ataque
aéreo sobre Azjol-Nerub. Finalmente, montó un terrible asedio sobre la
Fortaleza de Drak´tharon, donde el último de los Reyes Nerubian, Anub’Arak el
Inmisericorde, había atrincherado sus fuerzas. Durante el ataque, el gran
Anub’Arak cayó mortalmente herido. Su cuerpo fue momificado y enterrado en un
sarcófago bajo un ziggurat, según la tradición nerubian. Como los nerubian eran
inmunes a la plaga, Ner´zhul utilizó sus poderes de nigromancia para levantar
los cuerpos de los guerreros araña y aliarlos a él. Estos serían conocidos como
Demonios de la Cripta. Astutamente, el Rey Lich levantó también al caído rey
Anub’Arak, y lo designó general de su ejército.
Como testamento de su tenacidad y
osadía, Ner´zhul adoptó el estilo arquitectónico distintivo de los nerubian
para sus propias fortalezas y estructuras. Libre para liderar sin oposición su
reino, el Rey Lich se preparó para su verdadera misión en el mundo. Explorando
entre las tierras humanas con su vasta conciencia, el Rey Lich llamó a
cualquier alma oscura que estuviera dispuesta a escuchar…
Fuente: http://es.worldofwarcraft.wikia.com/wiki/Historia_de_Warcraft
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